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sábado, 8 de marzo de 2014

Sensaciones al despertar.




Varias veces me pregunte lo que sentía y percibía un hombre despierto. He aquí la respuesta. El despierto empieza a ver que el resto de los seres viven fuera de sí mismos. Recuerda cuanto tiempo el vivió así. Percibe el mundo visible y el invisible. Observa a los otros dependiendo de los deseos y temores de su propio Centro Sexual.

El despierto empieza por verse a sí mismo como si fuera otro ser externo y sutil. Mira desde el centro mental superior a su cuerpo astral  o centro sexual que era su viejo centro de gravedad por miles o millones de vidas. Más adelante al construir un alma, la va convirtiendo en su verdadero yo. Antes los mayordomos eran su nuevo centro de gravedad. Esos mayordomos son sus centros emocional y mental superiores. Ahora esos mayordomos que le ayudaron a obtener la consciencia objetiva de sí mismo y a experimentar las emociones conscientes de fe, esperanza y amor, ceden su puesto y sus funciones a su alma.  Con su alma puede experimentar la consciencia objetiva de todo lo que es y cuando termina de consolidarse, dicha alma puede llegar hasta el nivel de la  consciencia absoluta: el estado supremo.

En el camino el alma ha realizado cambios tan importantes como la muerte del antiguo cuerpo astral  y   de la mayoría de los deseos y los miedos, así como una disminución en la intensidad de los pocos que subsisten, necesarios únicamente para mantener el cuerpo físico. Se cambian las nociones de lo que es realmente el hombre y con ello mueren muchas obligaciones que se basaban en valores falsos y mentiras. Pierden todo su poder las ideologías religiosas que se fundamentan en mitos irreales.

El miedo a la muerte, raíz de la mayoría de los miedos, se termina cuando la conciencia objetiva de sí mismo  percibe la realidad sutil interior y las diferentes relaciones entre esa realidad y su cuerpo físico. Se da cuenta de la inmortalidad de su cuerpo astral, mientras el alma no lo disuelva para sustituirlo por  otro ajustado  y dominado por ella.

En ese proceso de desarrollo definitivo del alma, ha cambiado inmensamente la calidad y la cobertura de la atención en forma paralela con  los nuevos estados de consciencia.  La llamada consciencia de vigilia es percibida como un sonambulismo, en el cual los robots astrales, sin alma, ven apenas la realidad física y la realidad propia, interior y sutil es imaginada, ficticia y percibida por niveles inferiores de atención.

En la etapa final el alma detiene el envejecimiento y convierte al cuerpo físico en inmortal o con una duración superior a 200 años, prescindiendo al mismo tiempo del alimento sólido y líquido y tan sólo usando el aire para mantener la vida física.